25.11.05

Mi amigo César


¿Sabes César? …recibí la noticia y no lo pude creer. Llamé en tres oportunidades para que me la confirmaran… al final tuve que aceptarla y viajé. La duda y el deseo de que no fuera cierta aparecían bruscamente en mi mente como oleadas repentinas de una mar tranquila que me producían estados de dicha esporádicos que cuando desaparecían me dejaban el sabor amargo de la desgracia confirmada.
“¡Chito, encontré tu carné universitario!”me dijiste un día cuando andaba perdido mi carné. “¡Enséñamelo!”, y me mostraste la foto de un gorila comiendo un plátano. Todo el mundo festejó tu chanza, tú eras el que más me llamaba mono. Nunca me enojé. Para qué enojarme. Yo era el que más te fastidiaba por la rigidez de tu cuello que te daba una postura graciosa cuando jugábamos fulbito. ¡Te llamábamos pajarraco! Eras el que sufría y se ruborizaba de nuestras travesuras en casas de Charo, como cuando le vaciamos el refrigerador Roberto,Lucho y yo, y te echamos la culpa a ti. Charo quiso invitarnos fruta y se avergonzó porque no encontró nada. No sabía que las cáscaras estaban debajo de la mesa.
Nos dijiste que tenías un absceso en el glúteo, que te daban fiebres altas y que te estabas automedicando. ¡La autosuficiencia de un estudiante de medicina! . Ayer al pasar lista, llamaron tu nombre… un silencio sepulcral fue la respuesta. Hugo me miró entristecido, no me atreví a mirarlo. ¡Cuanta falta hace tu presencia!. …Infecciones estafilocócicas fue el tema, eso fue lo que te afectó.
“Cuantas malas noches pasamos estudiando, ¿Verdad César?” Tu casa y la de Juan Miguel resultaban pequeñas para todo el grupo. Nos diste la confianza suficiente para estimarte como un gran amigo..¡Tenía que ser así! La amistad del grupo era granítica, como montaña que soportó los movimientos telúricos más grandes sin abrirse. Eramos 6 del grupo, amigos inseparables en juerga y en estudio. Seis personalidades diferentes pero unidas por esa fuerza indestructible que se llama amistad.
Llego a Trujillo y la duda se hace más intolerable como fardo pesado sobre el hombro que no deja respirar. De pronto me veo en el tumulto, hay muchos amigos de mi promoción, ni corazón empieza a latir desesperadamente. Veo a Juan Miguel sentado al borde de un muro con la mirada perdida, hay huellas de lágrimas en sus ojos, Roberto me recibe con mirada mustia. ¡Que ha pasado! Charo y Hugo están de espaldas tranquilizando a una dama que llora. ¡César donde estás! Lucho, pálido y con murria en su rostro me señala con un movimiento de cabeza la ubicación de César… “¡Amigo mío!…estás pálido, triste, serio…” ¿ Porqué estás vestido de negro?...¡César!..¡Abre los ojos!..¡Dios mío!..¡ No puede ser!....¡No puedo creer que estés muerto!.

3 comentarios:

Principezca dijo...

Lo siento mucho

Anónimo dijo...

amigo..amigo en comun de nuestro gran Hugo...me da alegria y tristesa...pero lo humano que relatas..se ve tu humanidad..tu afecto cariño, amistad..las amistades que se forjan en la niñez, adolescencia..en los tiempos de estudios..permanecen...pero mas si los recuerdas con tanto cariño..Sigue con tus cronicas..son de grato leerlas..felicitaciones...y me siento feliz de haberte contacto..por Huguito..bendiciones amigo...un abrazo en la distancia..y la cercania de las letras....

JJ Custodio dijo...

Este es un recuerdo del grupo al que pertenecía Hugo. 27 años después nos reunimos alrededor de su tumba y parecía que César había muerto el día anterior. Fue dramático.